sábado, 15 de octubre de 2011
Nadie piensa en ti. Vas caminando por la calle mientras te duele la cabeza del primer metatarso. Hablas dentro de ti. Que ingenuos somos. Siempre somos ingenuos hagamos lo que hagamos, porque incluso aunque solo pensemos eso también es una acción. ¿Seré yo el que es disfuncional? ¿Es mi infancia lo que me ha convertido en esto? ¿Me tendrían que haber enseñado a que en tal momento comportarme de esta forma? ¿Estoy transgrediendo las normas de la sociedad por este galimatias mental? Me recluiré porque total, ya estoy recluido en mi mente y vida. Será como estar a los pies de una montaña de piedras y lanzar una piedra, que estuviese por el suelo y no perteneciese a este monumento, a la montaña. ¿Acaso alguien notaría la diferencia? Me lo voy a cargar. Sí. Le voy a matar. ¿De un disparo? Le veré la cara descompuesta de miedo. No, no, no merece la pena porque total, todo seguirá igual. Me recluiré en mi, porque total, ya estoy recluido en mi mente y vida.
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