miércoles, 2 de noviembre de 2011

Entre una botella de agua y una botella de vino francés. Haces bailar esta última.

Golpeas la mesa de cristal para no perder el conocimiento, por culpa de haberte bebido tú solo la botella.

Bebes de la botella de agua para que internamente se rebaje el nivel de alcohol en sangre y no pierdas la consciencia.

Es lo que andabas buscando ¿no? Colocarte. Cómo puede ser que, aún
no estando acostumbrado a beber, ¿una botella de 2 litros no rebaje a
nivel sanguíneo una botella de vino?

Al borde de un coma etílico me sigo preguntando por lo mismo. Por como será nuestro reencuentro o si lo habrá. Golpes a las paredes para no perder la consciencia y vuelvan a aparecer los sueños donde tú apareces.

Si todas las mujeres en el plano íntimo me parecen indiferentes es por tu jodida culpa.

martes, 1 de noviembre de 2011

Confianza

La gallina estaba en una jaula con el agua hasta 'las rodillas', si eso puede ser. Y entre tu hermano y tú decidí sacarla. La cogí del lomo como si fuera un cachorro y la saqué de la jaula. Ella, el animal, estaba tranquila con mi trato hacia ella. ¿Porqué le iba a hacer yo daño si no le deseaba ningún mal? Le deseaba bien, para que tú y tu hermano pequeño, estuvierai contentos.

La saqué para meterla en una bolsa de basura. ¡Pero oye! ¿Cómo vas a meter a un animal en una bolsa de basura? ¡Se va a morir! Tranquilos, ya he pensado en ello. No la cerraré del todo para que pase aire y pueda respirar.

La gallina me mira ya dentro por el agujero. Empieza a mover sus alas para volar. Vuela moviendo la bolsa a la par que vuela. Y me pica. Sorpresa! La gallina me pica y eso que confiaba en mi. La condenada me pica varias veces.

sábado, 15 de octubre de 2011

Nadie piensa en ti. Vas caminando por la calle mientras te duele la cabeza del primer metatarso. Hablas dentro de ti. Que ingenuos somos. Siempre somos ingenuos hagamos lo que hagamos, porque incluso aunque solo pensemos eso también es una acción. ¿Seré yo el que es disfuncional? ¿Es mi infancia lo que me ha convertido en esto? ¿Me tendrían que haber enseñado a que en tal momento comportarme de esta forma? ¿Estoy transgrediendo las normas de la sociedad por este galimatias mental? Me recluiré porque total, ya estoy recluido en mi mente y vida. Será como estar a los pies de una montaña de piedras y lanzar una piedra, que estuviese por el suelo y no perteneciese a este monumento, a la montaña. ¿Acaso alguien notaría la diferencia? Me lo voy a cargar. Sí. Le voy a matar. ¿De un disparo? Le veré la cara descompuesta de miedo. No, no, no merece la pena porque total, todo seguirá igual. Me recluiré en mi, porque total, ya estoy recluido en mi mente y vida.

Obsesionado con la danza?

Golpea fuerte pisoteando la tierra. Tu furia te posee contra ella mas otro día te tocará doblar el espinazo para recoger los frutos de las semillas. Doblado hacia abajo con la espalda formando un arco.

La muerte me arrastra al círculo de gente que está agarrada de las manos. Girando mientras bailan una danza mística. Miro sus rostros y veo que no son rostros sonrientes. Entre ellos están el gordo abad, el emperador, el obispo y el olvidado escudero. Las doncellas, que nos miran desde fuera, ya no nos muestran amor por nuestras pálidas caras.

Acabo en el centro tumbado, con los ojos cerrados, mientras tiemblan algunas fibras solitarias de mis músculos. Mi cuerpo padece una convulsión hasta que al rato la sucede otra. Y por último, cruza una oscuridad por delante de mis párpados cerrados (¿?).

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Locura

La ceniza, el polvo, la tierra y las piedras forman el sustrato donde florecen las flores y las malas hierbas. Estamos rodeados de paredes de ladrillo mientras en algún pueblo se va desmenuzando poco a poco un muro de adobe, construido por algún campesino ya enterrado o que se está consumiendo de Alzheimer olvidado por sus allegados.

Más allá, alejada de una ciudad, para que se distinga mejor si cabe, se ensombrece un centro penitenciario en el que habrá alguien intentando mantenerse cuerdo. Con sus uñas intenta arañar la cordura aunque su intento le empuje más al eclipse total.

En el centro de la ciudad, tenemos un gran hospital con una planta especial. Una planta donde las enfermeras caminan con la precaución de no llevar ni bolígrafos, ni tijeras ni ningún objeto que pueda causar lesión alguna. Allí van a parar aquellas personas a los que persiguen sus fantasmas más profundos o aquella vagabunda con síndrome de Diógenes, la cual los servicios sociales avisados por la policía municipal han llevado hasta allí.

Me gusta imaginarme a toda esta gente, que vive en esa percepción superior, con el pie en inversión arrastrando el rocío que se quiere posar en el éter imaginario. Que ven a una joven vestida con un mono. No lleva pantalón -piensan, y de repente se ponen a cantar- pantalón, pantalón. A lo mejor este ejemplo es resultado de una cadena de pensamientos bastante lógica, pero podemos estar seguros de que sus demás decisiones siguen los mismos cauces. Eslabones de pensamientos, pulsiones, hormonas y conductas que los elevan al status de druidas en nuestro mundo.

De vez en cuando un iluminado, cantante, artista, escritor o filósofo se acuerda de la gente que vive en tinieblas, que danzan por encima de nuestras percepciones. A veces simplemente para encumbrarse a la cima de nuestra colina o porque realmente hayan tocado con los dedos, por un instante, ese mundo. Pronto se olvidan. Alguna vez que otra lo sacarán a la luz pero rápido se posará sobre las cenizas.

lunes, 27 de junio de 2011

La importancia...

La importancia de los pulpejos. Pulpejos. Pulpejos ante los ojos de la gente sóis eso. No me miréis así. La gente no os quiere y estáis ahí. No os alejáis de lo que es el mundo.

Los pies se hunden entre los granos negros, quedándose manchados de suciedad. Tinaja con agua fresca para limpiar los pies y algo más. ¿Tú respirarás la humedad del aire de las mañanas? Da respuesta un coro suave.

Bajando los escalones de piedras nos recibe el hombre con la cara pintada, pelo rizado, barba igual y larga, y con una espalda delgada con 4 alas.

No se

Acercas la boca a la boquilla del tubo del dentrífico y atripetas. Enjuagas sin agua y después coges agua con los labios. Remueves, viajas de una punta a la otra y escupes. Escupes no se. A lo blanco que se lo lleva por el gris. No importa.