lunes, 27 de junio de 2011

Amarga habitación

Subiendo la pendiente y esta vez no había gente para lanzarme piedras a herirme. Estupor de abuelo, rana y niño. Y es que a veces veo clara la vida y en ocasiones me ocurre pasando de sublimación a realidad. El calor barría esa noche las calles, y sin embargo me crucé con un sin Dios y en la acera de enfrente casi paralelamente, una chica vestida de fiesta. Cartel luminoso a la derecha de la verja del jardín y tras pasar, amarga habitación.

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